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El verdadero poder del juego, ¿Por qué deberíamos jugar más?

juego

En anteriores entradas he hablado acerca de la gamificación, el aprendizaje basado en juegos y otros temas relacionados, sin embargo, y aunque este usando un término muy de moda, hay pocas personas que están conscientes de la capacidad que tiene el juego para modificar comportamientos, por ello he querido escribir este post donde analizo los principales componentes y potencialidades del juego.

En todo el mundo se juegan alrededor de 3 billones de horas de videojuegos a la semana, en los países más desarrollados donde la tecnología facilita esta actividad, el promedio de juego por persona es de 10 mil horas antes de los 21 años. Para muchos estas cifras podrían parecer alarmantes, más aún si consideramos que la OMS incluyo al gaming disorder o adicción a los videojuegos en su lista de trastornos mentales.

Sin embargo, durante años nos hemos preocupado por el daño que le puede causar a una persona pasar horas frente a una pantalla, pero no nos detuvimos a preguntar por qué lo hace, que tienen los videojuegos que impulsan a individuos y comunidades enteras de jugadores a dedicar importantes cantidades de su tiempo, tratando de superar retos o solucionar problemas que suceden en mundos virtuales.

Ventajosamente existen varios investigadores que han dedicado sus vidas a entender este fenómeno y buscar una forma de utilizarlo en provecho de la humanidad, entre los que podemos destacar estan: Jane McGonigal, Gabe Zichermann, Tom Chatfield y Yo-Kai Cho.

Gracias a estos investigadores y expertos en diseño de juegos, hoy sabemos y estamos conscientes de las motivaciones y efectos que tiene el juego en las personas, en este post voy a resumir los 5 más importantes:

Índice de contenidos

Jugar es aprender

Jugar no es otra cosa que un proceso continuo de aprendizaje, que te prepara para realizar una determinada actividad, que puede ir desde cuidar una mascota virtual, conquistar territorios, administrar recursos o ganar competencias, en fin, una amplia gama de mecánicas de juego que comparten una constante, se entrena al usuario para que sea capaz de enfrentar retos cada vez más difíciles, hasta alcanzar un nivel de maestría absoluta.

Y digo maestría, porque si consideramos las 10 mil horas por jugador, estamos hablando del tiempo necesario que según el libro Outliers escrito por Malcom Gladwell, una autoridad en ciencia cognitiva, se necesita para convertirse en el mejor de lo mejor en determinada especialidad.

Jugar es motivador

A diferencia de lo que suele ocurrir en el mundo real, donde sentirse derrotado, desesperado, impotente, incapaz y sin esperanzas, es más común de lo que se puede creer, cuando estamos jugando nos volvemos optimistas, estamos seguros de que por más complicado que sea un reto siempre existe la posibilidad de superarlo, por tanto, estamos dispuestos a intentarlo y queremos hacerlo de inmediato, sin posponer ni un segundo más el problema.

Jugar es una actividad motivadora en si misma porque ofrece feedback constante, sabes en todo momento cuando lo estas haciendo bien o cuando te equivocas, esto te permite reforzar los comportamientos positivos y dejar de lado los negativos.

Jugar es comunitario

Aunque tradicionalmente se ha pensado que los videojuegos aíslan, desde que la cooperación del multiplayer existe, jugar se ha vuelto una actividad de muchas personas comprometidas con un mismo objetivo, siguiendo las mismas reglas y confiando las unas en otras, aún sin siquiera conocerse. Pero sobre todo dispuestas a dar lo mejor de si para encontrar la solución a cualquier tipo de problema.

De hecho, existen enormes comunidades en torno a juegos como Fornite, League of legends, Clash Royale, que han sido capaces de producir más información en cuestión de meses que la que compila Wikipedia en varios años de existencia.

Jugar es trascendente

La mayoría de jugadores que estan dispuestos a invertir más de 20 horas a la semana jugando e interactuando con sus congéneres, lo hacen porque consideran que vale la pena hacerlo, es una actividad con propósito, que transciende sus propios objetivos y necesidades. Es por esta razón, que las temáticas de los videojuegos ponen sobre tus hombros misiones tan importantes como salvar al mundo, encontrar una cura o resolver un conflicto social que esta aquejando a la humanidad.

No importa tu experiencia, tus habilidades físicas o intelectuales, en el juego tu aporte es trascendental todos confían en ti y eso hace que tu generes autoconfianza.

Jugar es placentero

Una de las principales debilidades que posee el sistema educativo formal y el de formación corporativa es justamente esta, estamos convencidos de que aprender implica meterse por horas en un aula o tomar un interminable curso online, que debe por fuerza, ser una actividad aburrida.

Aquí viene el principal secreto del juego, en realidad es una compilación de todo lo anterior;

Al igual que cualquier actividad placentera, el juego es capaz de generar dopamina en el cerebro porque ofrece una actividad con propósito, a la que nos integramos con optimismo pues estamos convencidos de que podremos hacerla, sin temor, ya que no seremos juzgados por equivocarnos, además siempre podremos volver a intentar y estaremos apoyados por una comunidad, pero sobre todo porque al conseguir ese triunfo épico (el momento en el que finalmente superamos un reto que parecía casi imposible de lograr) nos sentimos inundados de placer y felicidad, haciendo que nuestro cerebro quiera volver a jugar.

Ahora amplifiquemos esto por cientos, miles de retos cada vez más difíciles y tendremos un bucle de juego o lo que los game designers llamamos Flow (el grado de inmersión que sentimos cuando estamos jugando, cuando estamos totalmente concentrados en una actividad que el tiempo parece detenerse) y tendremos como resultado el mejor método para aprender y desarrollar habilidades.

Es por todo esto, que miles de millones de personas juegan todos los días, tal vez el único inconveniente es que invierten sus habilidades en resolver problemas ficticios, ahora piense en lo que serían capaces de hacer la misma cantidad de personas expertas en diferentes temas, colaborando para resolver problemas como el hambre, la guerra, el calentamiento global.

¡Y usted que espera para empezar a jugar!

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