Las organizaciones e instituciones han optado por el e-Learning, tanto por la emergencia sanitaria como por sus cualidades, ya que es didáctico, lúdico y llamativo al momento de aprender. Como diseñador instruccional se deben conocer las ventajas de esta modalidad de aprendizaje, pero más aún las equivocaciones que se pueden cometer para evitarlas a toda costa. Siendo así, revisemos algunos errores graves al diseñar cursos e-learning.
No investigar
No es mentira cuando decimos que la investigación es la base de todo. Por un lado, debemos hacer una búsqueda sólida para saber si el producto que vamos a crear tiene demanda. Recuerda que este tipo de formato involucra a varios profesionales y un coste importante de tiempo y dinero. Por otro lado, si ya confirmamos que el producto va a tener acogida, debemos analizar al público objetivo, sus necesidades, gustos, forma de actuar, incluso los dispositivos con los que cuentan para acceder a cursos online. Toda esta información nos ayudará a que el proceso de diseño sea más claro al momento de seleccionar las dinámicas, mecánicas y elementos; sin contar que no habrá mayores tropiezos en el desarrollo. Para todo esto, podemos hacernos preguntas como:
- ¿A quién va dirigido el curso?
- ¿Por qué (objetivos del curso) se inscriben en él?
- ¿Qué contenido (planes de lecciones) entregará?
- ¿Qué duración tendrá el curso (tiempo, cantidad de contenido)?
- ¿Habrá prerrequisitos para inscribirse?
Ahora bien, ¿Qué sucede si no investigamos a fondo? La respuesta es fácil. El crear un curso e-learning basado en nuestras creencias o suposiciones sobre qué le gusta o qué necesita nuestro público objetivo, tiene como resultado el entorpecimiento o el retraso en el proceso, lo que generará perdida de tiempo y dinero. Pero, aun más grave, si este no se vende o no tiene la acogida que buscábamos, habremos derrochado dinero en vano. Es sumamente importante tener presente que antes de desarrollar cualquier tipo de proyecto, hay que investigar.
No validar la información
Debemos tener presente que una segunda opinión nunca está de más. Por el contrario, que otro especialista revise el contenido y ofrezca sus comentarios u observaciones, enriquecerá el curso. El no hacerlo podría tener como consecuencia que el material tenga inconsistencias, redundancias o ideas no tan claras. Pero, la validación de contenido va más allá de pedir una revisión a un colega, implica verificar con fuentes confiables la información que se tiene, para ello, conviene conocer cómo comprobar la fiabilidad de la información:
- En primer lugar, debemos tomar en cuenta dónde se ha publicado o dónde se encuentra, por ejemplo: la información que viene de una organización tiene más credibilidad que la de una página web sin autor.
- Posteriormente, hay que revisar al autor del contenido, verificar si hay información de contacto. Si estos datos no se encuentran, es mejor sospechar de esa fuente y buscar otra. Una organización o un especialista con buena reputación siempre colocará sus datos, como: dirección postal, e-mail, etc.
- Otra forma de saber que la fuente es confiable es observando si esta tiene símbolos de copyright o derechos de autor.
- Además de lo anterior, debemos fijarnos en los errores tipográficos y gramaticales. Un documento con información tan importante, de una organización con renombre o de un autor profesional, sin duda alguna, no tendrá este tipo de faltas.
Tomar por sentada alguna información
Otro de los errores al diseñar programas de aprendizaje es asumir que cierta información es irrelevante o se sobre entiende. Es crucial tener presente que el público objetivo posiblemente no sea experto en la materia. Por el contrario, sería lógico pensar que si se está tomando el curso es para obtener mayores conocimientos o refrescar lo aprendido. Siendo así, es impensable tomar por sentado que los estudiantes no necesitan pequeñas aclaraciones o que no van a tener dudas a lo largo del curso. El objetivo como diseñador instruccional es que aprendan de la mejor manera y no ponerles tropiezos, dudas o desafíos que no colaboren en la educación. Recuerda, ciertas aclaraciones nunca están de más.
En este punto, no solo vamos a hablar de tomar por sentado cierta información, sino también de la relevancia del contenido. Aquí podemos combinar este punto con el primero que hemos desarrollado, ya que al conocer el target, sabremos qué nivel de profundidad podemos darle al tema. Por ejemplo: si los estudiantes son bachilleres y el tema es contabilidad, lo más importante será dar las bases y usar un lenguaje amigable. Por el contrario, si el tema es contabilidad para contadores, se puede usar un lenguaje técnico y, de acuerdo con el subtema a desarrollar, escoger la profundidad y relevancia de ciertos datos.
La capacitación online esta en auge por sus grandes ventajas pero, como hemos visto, se pueden cometer errores graves al diseñar cursos e-learning. Hemos visto tres y, a pesar de que en cantidad es poco, podríamos considerarlos como imperdonables por las consecuencias que se generan al cometerlos. A pesar de todo esto, no hay que asustarnos. Es importante aprender de las equivocaciones propias o ajenas y, sobre todo, tener siempre presente que los errores que hemos visto pueden ser evitados realizando una sólida investigación del publico objetivo.