Cómo crear una experiencia de formación gamificada.
En esta entrada, exploraremos los pasos para crear una experiencia de formación gamificada, un recurso que ha demostrado ser efectivo para captar la atención de los participantes y mejorar el proceso de aprendizaje. Este recorrido cubre desde la definición de objetivos y la identificación de jugadores, narrativa, mecánicas de juego, elementos motivadores y la elección de la plataforma ideal. Cada sección se conecta con la siguiente para ayudarte a estructurar un proyecto gamificado integral.
1. ¿Qué es el Game Design?
Para crear una experiencia de formación gamificada, es fundamental comprender qué es el Game Design o diseño de juegos. Este proceso se basa en planificar y estructurar los elementos, mecánicas y objetivos que guiarán la experiencia de aprendizaje, buscando incentivar cambios de comportamiento y aumentar la motivación. Básicamente, lo que pretendes lograr y cómo quieres que las personas se sientan mientras lo hacen.
Propósito del Game Design en la formación
El game design tiene tres pilares esenciales que orientan su propósito en la formación:
- Fijar objetivos claros: Definir los resultados específicos que se desean alcanzar, como mejorar habilidades de trabajo en equipo, fomentar la resolución de problemas o promover el compromiso.
- Enfocar el aprendizaje en habilidades prácticas: Diseñar actividades que permitan a los participantes aplicar lo aprendido en situaciones reales.
- Motivar la participación continua: Asegurar que los participantes se mantengan interesados y dispuestos a completar cada etapa del aprendizaje.
Establecer estos objetivos desde el inicio es fundamental para desarrollar actividades coherentes y alineadas con los resultados de formación que se desea obtener.
2. Conociendo a los Jugadores
Con los objetivos definidos, el siguiente paso es comprender a los jugadores. Esto implica conocer sus perfiles, motivaciones y estilos de aprendizaje; la forma en que puedas adaptar la experiencia gamificada a sus necesidades específicas. Este análisis se puede realizar a través de encuestas o estudios de perfiles.
Clasificación de los Jugadores
Cada participante tiene motivaciones y estilos de aprendizaje distintos. Conocer sus preferencias es clave para diseñar actividades que realmente los enganchen y mantengan su interés. Si bien existen muchas taxonomías para clasificar a los jugadores, el punto de partida suele ser la taxonomía de Richard Bartle, que ha servido como base para la mayoría de las clasificaciones posteriores en el game design.
Bartle identifica cuatro categorías principales:
- Competidores (Killers): buscan superar desafíos y ganar, destacándose por su deseo de lograr el reconocimiento y la victoria.
- Socializadores (Socializers): valoran la interacción y la colaboración, y se motivan al compartir experiencias con otros.
- Perseverantes (Explorers): se sienten incentivados por alcanzar metas a largo plazo y suelen tener un enfoque constante y dedicado hacia el progreso.
- Exploradores (Achievers): disfrutan aprender, descubrir y entender más allá de lo evidente, motivados por la curiosidad y la búsqueda de nuevas experiencias.
Estas categorías ayudan a estructurar los elementos de la experiencia gamificada para alinearse con las diferentes motivaciones y expectativas de los participantes, logrando así un mayor compromiso y efectividad en el aprendizaje.
Psicología de la Personalidad: MBTI y Taxonomía de Bartle
Tal como lo analizamos en el punto anterior la taxonomía de Bartle clasifica a los jugadores en categorías según sus motivaciones en los juegos, pero para profundizar en el entendimiento de los motivadores intrínsecos, se puede complementar con herramientas de psicología pura como el Indicador de Tipo de Myers-Briggs (MBTI).
El MBTI no es una taxonomía de jugadores, sino un sistema de identificación de estilos de personalidad que revela cómo las personas perciben el mundo y toman decisiones. A diferencia de la clasificación de Bartle, que se centra en comportamientos en el entorno de juego, el MBTI analiza la personalidad en cuatro áreas clave:
- Extroversión (E) vs. Introversión (I): Indica dónde enfocan las personas su energía.
- Sensación (S) vs. Intuición (N): Describe cómo perciben la información.
- Racional (T) vs. Sentimiento (F): Define cómo toman decisiones.
- Juez (J) vs. Perceptivo (P): Explica cómo interactúan con el mundo.
Esta herramienta puede enriquecer la segmentación de los jugadores al proporcionar un análisis más detallado y personalizado, ayudando a crear experiencias de juego que respondan mejor a sus preferencias y motivaciones profundas.
3. Importancia de la narrativa
Una narrativa bien estructurada es esencial para conectar emocionalmente con los jugadores. El storytelling crea un contexto que hace la experiencia más inmersiva y significativa, ayudando a los participantes a sentirse parte de la historia.
Es indispensable que en una historia exista un conflicto, un problema, o incluso varios problemas que resolver.
Consejos para crear una narrativa efectiva
- Objetivos y obstáculos: Define un protagonista (el jugador) con objetivos claros y obstáculos que debe superar.
- Simplicidad y trascendencia: Los mundos gamificados simplifican la realidad, permitiendo a los jugadores probar sin riesgo.
- El viaje del héroe: Este formato clásico ayuda a estructurar la narrativa como una aventura, con retos significativos que hacer frente.
- Pon la historia a prueba: Asegúrate de que la narrativa se mantenga relevante y alineada con los objetivos de aprendizaje.
- Usa mapas y visuales: Ayudan a los jugadores a ubicarse en el juego y entender mejor el contexto de su misión.
Una narrativa sólida crea el marco emocional que convierte el aprendizaje en una experiencia atractiva y memorable.
4. Mecánicas, Dinámicas y Estéticas
El modelo MDA (Mecánicas, Dinámicas y Estéticas) es la estructura sobre la que se construye una experiencia gamificada. Consiste en establecer qué sensaciones vamos a generar en las personas a través del proceso de formación.
Cada elemento se combina para crear una experiencia de aprendizaje fluida y envolvente.
Definición de MDA
- Mecánicas: Son las reglas y acciones permitidas en el juego, como retos y recompensas. Son el eje central que define la estructura.
- Dinámicas: Reflejan las emociones y reacciones que las mecánicas generan, como competencia, cooperación o logro.
- Estéticas: Representan la apariencia visual y sensorial del juego, que permite una experiencia atractiva y envolvente.
El diseño se basa en las mecánicas, pero el recorrido del jugador comienza desde la estética, pasando luego a las dinámicas y mecánicas. Esto asegura que el aprendizaje sea atractivo y coherente en todas las etapas.
- Elementos de Juego
Aunque existen múltiples elementos que se pueden integrar en una experiencia gamificada, los más comunes incluyen recompensas, avatares, tablas de clasificación, medallas, logros y retos personalizados. La selección de estos elementos debe estar alineada con los comportamientos que se desean motivar y con el perfil de la audiencia objetivo. Por ejemplo, si una persona se siente motivada por los desafíos, es lógico emplear elementos como competencias, medallas y rankings para mantener su interés y compromiso.
Los elementos de juego funcionan como herramientas fundamentales que no solo captan la atención de los participantes, sino que también refuerzan su participación activa en el aprendizaje. Es importante destacar que cada elemento debe ajustarse al perfil de los jugadores para garantizar un impacto positivo y efectivo, tal como se mencionó en el punto 2 de esta entrada. Adaptar estos componentes a las preferencias de los usuarios permite maximizar la motivación y optimizar los resultados del proceso gamificado.
6. Plataformas y Canales
Seleccionar la plataforma adecuada es fundamental para el éxito de una experiencia de aprendizaje gamificada, ya que debe facilitar la interacción, la personalización y el seguimiento del progreso de los participantes. En el mercado, existen diversas opciones, como sistemas de gestión de aprendizaje (LMS) , plataformas de gamificación, incluso aplicaciones de comunicación, que permiten implementar y administrar programas de formación gamificados de manera eficiente.
Una plataforma ideal debe ofrecer la capacidad de personalizar los elementos de juego, como retos, recompensas y avatares, así como permitir un seguimiento preciso y detallado del desempeño de cada participante. Además, debe proporcionar una experiencia de usuario intuitiva para que el acceso y la navegación resulten fáciles y motivadores.
En Digimentore, hemos desarrollado herramientas especializadas con las cuales lideramos experiencias educativas en múltiples proyectos. Un ejemplo es nuestro campus virtual “Alumne”, una solución LMS en la nube todo en uno, que integra funcionalidades avanzadas para personalizar la formación y maximizar la interactividad. Otro ejemplo es PLAY MOVE, nuestra plataforma de gamificación diseñada para movilizar a los participantes en torno a objetivos organizacionales de forma emocionante y divertida.
La creación de una experiencia de formación gamificada exige un equilibrio entre el diseño, la narrativa y la tecnología. Comenzando con una comprensión profunda de los jugadores y con objetivos bien definidos, cada paso del proceso, desde la narrativa hasta la selección de la plataforma, contribuye a un entorno de aprendizaje atractivo, efectivo y altamente motivador.
¡Te invitamos a seguir leyendo nuestras próximas entradas, donde profundizaremos en cada uno de los puntos tratados aquí!
Comenzaremos explorando los distintos tipos de jugadores y cómo sus perfiles influyen en la creación de experiencias gamificadas.